viernes, 30 de noviembre de 2007
La coleccionista de versos XXII (FIN)
La coleccionista de versos XXI
domingo, 25 de noviembre de 2007
Pequeños
martes, 20 de noviembre de 2007
La coleccionista de versos XX
miércoles, 14 de noviembre de 2007
La coleccionista de versos XIX
Quiero que sean tus ojos quienes escriban mi vida, que sea tu respiración el aire de la mía y encontrar en tu pelo el calor que me abriga.
Quiero que sean tus senos las cavidades perfectas, del reloj de arena que calcula el resto de nuestras vidas.
Quiero ver la luna en tu ombligo, amanecer en tu sexo y en el ocaso de tus piernas nunca despertar de este sueño."
La coleccionista de versos XVIII
lunes, 12 de noviembre de 2007
La coleccionista de versos XVII
La coleccionista de versos XVI
sábado, 10 de noviembre de 2007
La coleccionista de versos XV
viernes, 9 de noviembre de 2007
La coleccionista de versos XIV
"...Tengo guardados en mis labios tantos versos que decirte como besos que entregarte. Quisiera hacerlo poco a poco, pero tanto unos como otros se desbordan cuando te ofrezco el primero. Con cada recuerdo tuyo me inspiras una poesía, con cada palabra, un beso se atropella en mis labios esperando encontrar los tuyos...
...Ayer le conté mis planes a la noche. Hoy iriamos a verla juntos. Contariamos sin prisas sus lunares, y sería la primera invitada a nuestro encuentro.
La mentí. Me preguntará por tí, y te dibujaré a mi lado. Despacio, recorriendo con tanta exactitud cada rincón de tu cuerpo que creo que podré engañarla. Pero solo hoy. Mañana, como yo, echará de menos tu sonrisa y el suave eco de tu voz..."
La coleccionista de versos XIII
jueves, 8 de noviembre de 2007
La coleccionista de versos XII
miércoles, 7 de noviembre de 2007
La coleccionista de versos XI
e o que nos ficou não chega
para afastar o frio de quatro paredes.
Gastámos tudo menos o silêncio.
Gastámos os olhos com o sal das lágrimas,
gastámos as mãos à força de as apertarmos,
gastámos o relógio e as pedras das esquinas
em esperas inúteis.
Meto as mãos nas algibeiras
e não encontro nada.
Antigamente tínhamos tanto para dar um ao outro!
Era como se todas as coisas fossem minhas:
quanto mais te dava mais tinha para te dar.
Às vezes tu dizias: os teus olhos são peixes verdes!
E eu acreditava!
Acreditava,
porque ao teu lado
todas as coisas eram possíveis.
Mas isso era no tempo dos segredos,
no tempo em que o teu corpo era um aquário,
no tempo em que os teus olhos
eram peixes verdes.
Hoje são apenas os teus olhos.
É pouco, mas é verdade,
uns olhos como todos os outros.
Já gastámos as palavras.
Quando agora digo: meu amor...
já não se passa absolutamente nada.
E, no entanto, antes das palavras gastas,
tenho a certeza
de que todas as coisas estremeciam
só de murmurar o teu nome
no silêncio do meu coração.
Não temos nada que dar.
Dentro de ti
Não há nada que me peça água.
O passado é inútil como um trapo.
E já te disse: as palavras estão gastas.
Adeus.
martes, 6 de noviembre de 2007
La coleccionista de versos X
Quizás por eso decidió abandonarlo un día para ir en busca de la amplitud del oceano, huyendo de si misma, de sus recuerdos, de un pasado que seguía guardando en una pequeña caja marrón de cenefas claras que llevó con ella y que guardaba bajo llave, en su habitación, en un cofre de madera con negros herrajes.
lunes, 5 de noviembre de 2007
La coleccionista de versos IX
Mar le invitó a tomarlo. Esperaron en silencio, por primera vez desde que iniciaron el camino, que les tocase el turno. Delante de ellos unos niños jugueteaban nerviosos, esperando subir a aquel artilugio neogótico que en turnos de 24 personas iba subiendo a los curiosos desde la moderna, céntrica y comercial calle de Santa Justa hasta el bohemio barrio alto, para volver a bajar en exactamente 8 minutos.
Durante el ascenso Hector volvió a mirar a los ojos de Mar. En su azul distinguió hasta tres tonalidades distintas que variaban desde el verde azulado de un atardecer en el mediterraneo hasta el azul verdoso del amanecer atlántico. Tan iguales, tan distintos... Se convertían en una ventana al mundo, al futuro, en aquel cubículo de madera con olor a rancio y un melancólico sabor a nostalgia, si es que la nostalgia se puede degustar. Durante un momento pensó que su mirada se correspondía, pero los ojos de Mar miraban más allá, a ningún punto fisico, a ningún lugar geográfico, sino a un momento inconcreto de su pasado que sólo ella conocía.