5,56 de la mañana. Sudoroso me despierto sobresaltado. Por la ventana entra un leve olor a humedad, a tierra mojada, con esa soflama que acompaña a las noches de verano. Somnoliento miro el reloj en el móvil y en mi retina quedan fijos los dígitos. 5,56.
Voy al baño, deambulando y, al salir, dirijo mis pasos instintivamente al ordenador. Sé que me costará conciliar de nuevo el sueño así que decido flagelar mi insomnio revisando la prensa del día que asoma por la ventana.
El navegador está abierto por la página de hotmail, dónde he hecho limpieza antes de acostarme y sólo figura un correo que he dejado en la bandeja de entrada para no olvidar contestarlo al día siguiente. Le doy a F5 para que actualice y abro una nueva pestaña con las noticias del hoy. La isla está sucia y han aparecido ratas muertas que mañana estarán en mi cuenta de críticas en los comentarios.
Vuelvo al correo y con sorpresa encuentro uno tuyo que huele a sompopos y campos guatemaltecos. Aunque breve, esperaba ese correo desde el viernes. Miro la hora de recepción y se me queda grabada en la retina. 5,56. ¿casualidad?
Voy al baño, deambulando y, al salir, dirijo mis pasos instintivamente al ordenador. Sé que me costará conciliar de nuevo el sueño así que decido flagelar mi insomnio revisando la prensa del día que asoma por la ventana.
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Vuelvo al correo y con sorpresa encuentro uno tuyo que huele a sompopos y campos guatemaltecos. Aunque breve, esperaba ese correo desde el viernes. Miro la hora de recepción y se me queda grabada en la retina. 5,56. ¿casualidad?
Perro zompopo - Quiero que sepas