Desbrozo espigas de ironía de tu selva de poesía,
que encuentra tus reproches escondidos tras una leve sonrisa.
Paseo a tu lado mientras esbozo esta elegía
bajo un sol de septiembre que se oculta tras la isla.
Entono una canción diez veces repetida,
y canto en voz bajita, para no estropear su melodía.
Subo a la Virgen del Puerto y despierto a sus servitas,
busco regalices de hinojos de una primavera tardía.
Vemos "Gran hermano" y nos quedamos con la china,
gritas de terror al no entender una montaña asesina.
Encuentro adoquines de lluvia por encima de tu pantorrilla
y me guardo tu mirada en una fotografía.
Espero aquí sentado a que me regales otro día.
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