Llegaste aquí hace un año. Te asomaste tímida y no te atreviste a hablar. Durante dos días permaneciste atenta, pero era necesario tu empujón para que continuara. Así ha sido durante un año, siempre en la sombra, a veces distante pero siempre ahí. Para darme ese pequeño empujón cuando lo necesito.
Hoy hace un año que te asomaste, que pretendiendo ser una mujer innombrable me descubriste Paraíso.
Poco a poco fuimos inventándonos nuestro Paraíso, hoy seguimos diseñándolo, seguimos buscándolo, embarcados en el viaje que iniciamos hace un año (menos dos días)
Muchas gracias por estar ahí y felicidades.
Hoy hace un año que te asomaste, que pretendiendo ser una mujer innombrable me descubriste Paraíso.
Poco a poco fuimos inventándonos nuestro Paraíso, hoy seguimos diseñándolo, seguimos buscándolo, embarcados en el viaje que iniciamos hace un año (menos dos días)
Muchas gracias por estar ahí y felicidades.
2 comentarios:
No tener un nombre ni un lugar al que pertenecer con alguien pueden darnos libertad para escribir en una habitación propia, como a la que aspiró Virginia Woolf.
Yo, sin embargo, he aprendido a dejarme llamar por mi nombre y a no estar sola en una cuarto con vistas sino en una caverna compartida. Muchas gracias por haberme vuelto a descubrir el lugar de la palabra y la amistad. Um beijo.
Gema
De nada, son tus palabras las que alentaron a continuar una historia que empezó en Paraíso, continuó en Lisboa y... le quedan muchos capítulos por escribir.
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