Había muerto ya seis veces. Y es que como los gatos callejeros iba sorteando a la vida con su caminar errante, ganando a la par muestras de compasión y de repulsa. Sin embargo, si te molestabas en conocerlo, ese sentimiento inicial se transformaba en un profundo aprecio.
Agustín vagaba por las calles de Plasencia como si perteneciese a ellas. Cualquiera diría que llevaba allí desde su fundación. Su enjuta figura y su penetrante mirada bien podían datar del medievo, heredadas quizás de un peregrino que un día se guareció en las murallas de Ambrosía y desde entonces vagaba condenado a no poder escapar de sus puertas.
El mismo suelo que durante años acogió sus sueños, protegido tan solo por un tálamo de cartones que le dio su sobrenombre, se ha convertido en su lecho mortal, dónde nunca figurará un epitafio ni una placa con su nombre, pero si una huella imborrable en la memoria de cuantos un día se cruzaron con su sombrío atisbo y recibieron un educado “buenos días, ¿tiene un euro para un café?”
Su figura se había ido encorvando hasta convertirse prácticamente en un cáncamo, una silueta casi fetal que parecía querer regresar a su nacimiento buscando, tal vez, la redención de un desconocido pecado saldado con llagas hasta en su mirada.
Hoy ha llegado la séptima y definitiva. Agustín no volverá a convertirse en ese compañero ausente de las sombras de Plasencia.
Descanse en paz.
Agustín vagaba por las calles de Plasencia como si perteneciese a ellas. Cualquiera diría que llevaba allí desde su fundación. Su enjuta figura y su penetrante mirada bien podían datar del medievo, heredadas quizás de un peregrino que un día se guareció en las murallas de Ambrosía y desde entonces vagaba condenado a no poder escapar de sus puertas.
El mismo suelo que durante años acogió sus sueños, protegido tan solo por un tálamo de cartones que le dio su sobrenombre, se ha convertido en su lecho mortal, dónde nunca figurará un epitafio ni una placa con su nombre, pero si una huella imborrable en la memoria de cuantos un día se cruzaron con su sombrío atisbo y recibieron un educado “buenos días, ¿tiene un euro para un café?”
Su figura se había ido encorvando hasta convertirse prácticamente en un cáncamo, una silueta casi fetal que parecía querer regresar a su nacimiento buscando, tal vez, la redención de un desconocido pecado saldado con llagas hasta en su mirada.
Hoy ha llegado la séptima y definitiva. Agustín no volverá a convertirse en ese compañero ausente de las sombras de Plasencia.
Descanse en paz.
6 comentarios:
Unos le criticaban y otros le admirabamos,pues dio la espalda a patrones e normas de la sociedad y a vivido como a querido sin leyes y amos,mas que la droga que le acompañaba,hemos perdido al marques de Plasencia,pero que quede algo claro,todos le teniamos aprecio,y solo podemos respetar su decision de vivir como quiso.
Hola, soy Verónica, solo quería daros las gracias por todas vuestras palabras, él hubiera aceptado las criticas con humor y las alabanzas con una sonrisa. Agustin es cierto que tuvo todo en su juventud, una mujer, una hija, amor, respeto y dinero, y eso en aquellos años no le falto y precisamente el dinero fué lo que le llevo a meterse en ese oscuro mundo que fué su perdición. Hoy estoy convencida de que la vida que ha llevado durante estos 18 años que no ha estado a mi lado ha sido la que él decidió no laque le tocó vivir. Si tuvo que pagar por algún pecado cometido, lo ha pagado con creces y en el fondo no merecía tal castigo. Siempre fué un buen hombre y querido por todos, por eso no me extraña leer en periodicos que la gente le echará de menos, que era un granpersona, entrañable, culto y educado, ese era el hombre que conocí en mi juventud y del cual me siento orgullosa, no de la sombra que hicieron de él las drogas.
Descansa en paz Papa.
Verónica, es para mi todo un placer verte por esta caverna, que abre las puertas de par en par para que te alojes en ella cuando quieras.
Mis palabras de cariño y reconocimiento para tu padre no son sino fruto de esa personalidad extraordinaria de la que hablas, que era capaz de transmitir pese a la imagen que sobre él reflejaban las drogas.
Muchisimas gracias por honrarnos con tu visita.
A mi me llamaba la atención su gran educación, nunca tenia una mala palabra, simpre que pedia lo hacia con mucho respeto y educación, todo un caballero de la calle.
Hola Juan Carlos, lo primero darte las gracias por tus palabras, por tu cariño y tu respeto a mi padre.
Lo segundo que quería decirte es tienes un gran blog, considerame una admiradora de hoy en adelante.
Y lo tercero es pedirte si me permites realizar un llamamiento a todas las personas que conocieran a mi padre o tenga alguna historia suya que contarme, ya que me gustaría crear un blog dedicado a él y lógicamente como habreís comprobado tengo 18 años de su vida en blanco que creo que todos vosotros rellenariaís mejor que yo. Os dejo mi correo por si quereís ayudarme....Veronicaweb@gmail.com o mi blog( el de mi padre desde hoy)Chopo Hueco.
Gracias de todo corazón........
Hola de nuevo, Verónica. Ante todo "de nada" no hay nada que agradecer a palabras que salen del corazón sin ningún ánimo compensatorio.
Bienvenida de nuevo a esta caverna. He sacado un cojín nuevo, he ahuecado sus plumas y lo he colocado cerquita para escucharte cada vez que pases por aquí y para que puedas escuchar las historias que aquí contamos.
He abierto una ventana desde la que se ve tu chopo hueco. Estaremos todos atentos para verlo crecer con esas historias y anécdotas que quieres que cuelguen de sus ramas. Si tengo tiempo en un ratito te mando la primera, quizás insignificante, pero que muestra un detalle de cómo era tu padre.
Bienvenida
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