Normalmente apenas desayuno.
En casa no lo hago nunca, hace años decidí sacrificar el desayuno por esos 15 minutos más de cama y todavía mantengo esa costumbre, aunque el insomnio me impida su completo disfrute o el sol se cuele a hurtadillas por mi puerta, que no por la ventana como sería lo normal. Pero en lo extraordinario están los grandes placeres de esta vida.
En casa no lo hago nunca, hace años decidí sacrificar el desayuno por esos 15 minutos más de cama y todavía mantengo esa costumbre, aunque el insomnio me impida su completo disfrute o el sol se cuele a hurtadillas por mi puerta, que no por la ventana como sería lo normal. Pero en lo extraordinario están los grandes placeres de esta vida.
Alguien me acostumbró, como creo que ya he contado en alguna entrada anterior, a retrasar el desayuno hasta llegar al centro. Un café con migas en el español, nada más llegar al ayuntamiento o a media mañana con mis secretarias. Pero puedo vivir sin desayunar. De hecho si no es por esa costumbre cadencial apenas lo haría.
Sin embargo cuando viajo y me alojo en un hotel no puedo evitar sumergirme de lleno en los desayunos buffet. Cuando llegas, lo primero que te llama la atención son los cientos de dulces que te sugieren ser engullidos. Cientos de productos de bollería y pastelería que se apresuran a salir a tu paso como si de un sueño de Homer Simpsom se tratara.
Luego, una vez vencida esa afrenta de sabores caramelizados vas rebuscando y encuentras los menús salados, mucho más tímidos y menos sugerentes, pero que son los que le dan gracia al desayuno, primero porque te lo confeccionas a tu gusto, y segundo porque alternan con la dulzura otros gustos igual de apetecibles que son los que le dan originalidad, los que le hacen especial.
Encuentras salados, picantes e incluso alguna frivolité o alguna extravagancia, como una copa de champán de “buenos días” que le impregnan de exotismo.
Así eres tú. Primero dejas a la vista tu dulzura, pero quien te quiera conocer puede encontrarse mil sabores excepcionales que te hacen maravillosa.
Sin embargo cuando viajo y me alojo en un hotel no puedo evitar sumergirme de lleno en los desayunos buffet. Cuando llegas, lo primero que te llama la atención son los cientos de dulces que te sugieren ser engullidos. Cientos de productos de bollería y pastelería que se apresuran a salir a tu paso como si de un sueño de Homer Simpsom se tratara.
Luego, una vez vencida esa afrenta de sabores caramelizados vas rebuscando y encuentras los menús salados, mucho más tímidos y menos sugerentes, pero que son los que le dan gracia al desayuno, primero porque te lo confeccionas a tu gusto, y segundo porque alternan con la dulzura otros gustos igual de apetecibles que son los que le dan originalidad, los que le hacen especial.
Encuentras salados, picantes e incluso alguna frivolité o alguna extravagancia, como una copa de champán de “buenos días” que le impregnan de exotismo.
Así eres tú. Primero dejas a la vista tu dulzura, pero quien te quiera conocer puede encontrarse mil sabores excepcionales que te hacen maravillosa.
11 comentarios:
Jo! que hambre me ha dado leyendo el post.
Tu no sabes que eso no se puede hacer con una embarazada que se nos antoja todo...., ahora a ver donde encuentro yo los frijolitos, jejeje, me conformare con el platano, las galletas y el yogurt que me traigo a la oficina.
¿frijolitos? ¿se te han antojado frijolitos leyendo mi post? Si yo no he hablado de eso...
Pero vamos, que si tengo que llevar frijolitos los busco donde sea, que mi sobrino no puede nacer con una mancha en forma de frijol!
Los desayunos todavía..pero las cenas...si vieras la que te perdiste anoche..voy a estar comiendo sobras una semana (y eso que la gente se llevó tapers pa casa)jejej besitos
Me encanta esta entrada, creo que todo lo que dices, es de verdad, llego a pensar lo mismo que tú ya que yo tampoco nunca desayuno y solo desayuno cuando tengo alguien con quien compartir ese gran momento.
Anónimo (Gema): Congela algo de esa cena que ya buscaremos un hueco para comerlo.
Ana: Creo que no has entendido la entrada pero, bueno, eso es que no conoces a la persona a la que va dedicado, todo un auténtico buffet de sabores y gustos escondidos que hay que descubrir.
Despues de semejante desayuno, aver quien se mueve!
A ver si pronto empiezas a desayunar cada día, que los medicos dicen que es la comida más importante del día
El desayuno para mi es sumamente importante. Ya sea luego del baño después del gimnasio,o cuando ccomienza el día. Una cucharadita de jalea real, dos nueces, dos almendras, tres pasas de uva, dos vasos de agua, leche con cereales y antes de salir a la jungla unos mates con tté de burro. JA!! O FRUTAS EN AYUNAS PARA CAMBIAR.
Conmigo deberías deyanunar, con tostadas con queso untable, lo que apetezcas, pero lo compartirias.
un abrazo
¿Sabes que hace días que espero que vuelvas a escribir? ;)
Yo también,
¿ande tas?
Yo estoy por aquí, la que está ausente es mi inspiración, pero volverá
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