Cada vez que veo esta foto de las navidades de 1978 (creo recordar) me pregunto qué hacen en el portal de Belén tres pistoleros, un payaso, un tuno, un marinero o tres sevillanas, pero no es el caso de este cuento.... Yo soy el pastor con sombrero ruso que está abajo a la derecha.
Corría el año 78 y estabamos celebrando la fiesta de Navidad, justo antes de las vacaciones. Habíamos montado un belén viviente. La señorita Bibi nos pidió que fueramos disfrazados para interpretar la escena del nacimiento y que llevaramos al niño algo para comer. Yo me enfundé mi jubón de lana, mi camisa de cuadros, mis botas Katiuscas* y cargué mi zurrón con un chusco de pan y una naranja confiado en que el niño pudiera degustarlos pese a su corta edad.
Durante toda la clase estuve rondando el portal, dónde el niño dormía plácidamente al cuidado de los improvisados María y José. Sonó el timbre y yo me fui quedando rezagado sin salir de clase. La profesora se mostró preocupada e incluso mi madre, intranquila, entró hasta el aula para ver por qué no salía. Yo me negaba a irme, pero tampoco daba explicaciones. En silencio miraba al niño esperando que despertara. Mi madre pronto comprendió la situación y me dijo que dejara a sus pies mis ofrendas.
Tiempo después supe que se trataba de un muñeco y que mis obsequios acabarían con toda seguridad en una papelera. Sin embargo hoy sigo guardando con ilusión mis pábulos en mi ajado zurrón, a sabiendas de que nunca alimentarán la boca para quién los guardé con cariño.
Durante toda la clase estuve rondando el portal, dónde el niño dormía plácidamente al cuidado de los improvisados María y José. Sonó el timbre y yo me fui quedando rezagado sin salir de clase. La profesora se mostró preocupada e incluso mi madre, intranquila, entró hasta el aula para ver por qué no salía. Yo me negaba a irme, pero tampoco daba explicaciones. En silencio miraba al niño esperando que despertara. Mi madre pronto comprendió la situación y me dijo que dejara a sus pies mis ofrendas.
Tiempo después supe que se trataba de un muñeco y que mis obsequios acabarían con toda seguridad en una papelera. Sin embargo hoy sigo guardando con ilusión mis pábulos en mi ajado zurrón, a sabiendas de que nunca alimentarán la boca para quién los guardé con cariño.
*Katiuscas: botas de goma para el agua.
Etimología:
Etimología:
En 1931 el compositor español Pablo Sorzábal (1897-1988) estrenó una zarzuela llamada Katiuska.
La protagonista de esta zarzuela llevaba unas botas altas.
De ahí el nombre de estas botas. Katiuska es un diminutivo cariñoso del nombre ruso Katia, o sea,
"querida pequeña Katia".
Katia es una abreviación de Ecaterina, equivalente a Catalina en español.
Ecaterina deriva de la palabra griega Katarios = limpio, puro).
4 comentarios:
Ostiaaaaaaaas, la etimología me ha ganado de por vida... Qué superclase eres cabrón... Buenísimo
Eres un genio!! felicitaciones una vez más!!!
abrazo
A........me llevo un par de caramelos!!gracias!! soy golosa
Yo me acuerdo de otra anecdota parecida de cuando era pequeña, la señorita Victoria nos dijo que a la tarde iba a ver una fiesta con golosinas, yo con mis 4 o 5 años no entendía que la tarde era después de comer, y cuando mi hermana Gemma vino a buscarme para irnos a casa a comer yo llorando me nege a irme, me quería quedar en la clase y no perderme esa superfiesta, sin saber que aún quedaban 2 horas para la esperada fiesta y me daba tiempo a llegar a mi casa, comer y volver al cole. Esta vez la que quería comer era yo y no dejar nada para los demas, un poco egoista quizas pero me acuerdo de ese día con especial ilusión, ya que la fiesta con chuches fue la caña....jejeje.
Cuando somos niños todo nos parece un mundo y eso es maravilloso, porque de mayores perdemos muchas de esas ilusiones. Ahora mi ilusión esta en ver las de mi niño.
No me enrrollo mas, jejejeje.
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