domingo, 24 de agosto de 2008

Allí estaré




Cuando me haya sumergido en el olvido
Cuando me haya diluído en agua y sal
Cuando sea un trozo de lo que has vivido
Cuando sea tanto como tu me quieras recordar
Cuando el tiempo ya no sea enemigo
Invencible porque no aguanta un farol
Cuando ya no exista nada decisivo
Ni una sola estupidez que discutir entre tú y yo

Cuando sople el huracán y te arrastre hasta gritar
No te asustes porque estoy detrás de tí
y aunque no me puedas ver piensa en mí y allí estaré
Cuando apriete con violencia el vendaval
Asustando al huracán

Cuando tengas caducadas mis urgencias
Cuando queden mis zapatos sin usar
Cuando ya no encuentres restos de ceniza
Ni mi ropa sin guardar por donde quiera que vas
Cuando no resuenen más mis maldiciones
y mi risa y llantos juntos galopar
que aunque no vuelvas a ver mis intenciones
de jugar a ser feliz cada día un poco más

Cuando sople el huracán y te arrastre hasta gritar
No te asustes porque estoy detrás de tí
y aunque no me puedas ver piensa en mí y allí estaré
Cuando apriete con violencia el vendaval
Asustando al huracán
Asustando al huracán

Cuando sople el huracán y te arrastre hasta gritar
No te asustes porque estoy detrás de tí
Y aunque no me puedas ver piensa en mí y allí estaré
Cuando apriete con violencia el vendaval
Asustando al huracán
Asustando al huracán

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Porque hace poco más de un año que te conocí pero has cambiado la medida de las cosas y del tiempo, allí estaré.
Porque sé que quiero tenerte siempre a mi lado (aunque a veces me empeñe en estar sola o sola entre muchos) y cada vez me cuesta menos que las palabras sean la medida de tu ausencia. Un beso de aniversario..

Roxane

Juan Carlos dijo...

Dentro de poco hará ese año y contaremos esos 365 días de confidencias, de secretos, de largas conversaciones y silencios llenos de palabras que no tienen porque decirse, pero se escuchan.

365 días para conocerse e ir formando una necesidad,la de estar, la de buscarnos cuando nos necesitamos y la de saber que siempre hay un oído esperando y un hombro para apoyarse, para secar unas lágrimas o esbozar una sonrisa.

Te quiero niña.