domingo, 28 de septiembre de 2008

Mi primer partido

Era su día. Llevaba meses esperándolo, entrenando al más alto nivel y buscando esa oportunidad. Dedicó mañana, tarde y noche al entrenamiento. Apenas si salía. Había perdido el contacto con la gran mayoría de sus amigos e incluso su familia le reprochaba el exceso de celo que había puesto en aquel partido.

Aquella noche apenas había dormido. La llamada del entrenador la tarde anterior le había excitado tanto que no se acordó ni de cenar. "¿No querías jugar?", le dijo, "pues mañana tienes tu oportunidad". Habían sancionado con un partido al jugador del equipo superior que ocupaba su puesto, y el suplente estaba afectado por una gastroenteritis. No quería alegrarse por el mal ajeno, pero aquellas dos pequeñas desgracias le daban la oportunidad de debutar en primera y nada menos que en un derby.

El campo estaría lleno. No quería que nadie se lo perdiese. Cogió la agenda y fue llamando uno a uno a todos sus amigos para comunicarselo. La gran mayoría ya lo sabía por los medios de comunicación, que una vez más se habían adelantado a la noticia, pero quería asegurarse que no faltara nadie. Llamó a Iván, a Patricia, a Ana, a Gema..., (sólo se ahorró una llamada por saber que no contestaría)

Todos estarían allí para verle jugar aunque fueran unos minutos. Pensó en las veces que él les había fallado por llegar a estar ahí, y se alegró de que ahora le respondiesen con tanta pasión. Iba a ser el día de todos. Ya pensaba incluso en la celebración posterior. Daba igual el resultado, lo importante era jugar y, ¿por qué no imaginar?, incluso marcar.

Se levantó temprano, salió a correr por el barrio y fue saludando a sus vecinos. Todos conocían la noticia, la habían repetido varias veces en varias cadenas de televisión nacionales, y le felicitaban y deseaban suerte. Incluso tuvo que firmar algún autógrafo.

Regresó a casa orgulloso, quizás incluso un poco engreído, pero pronto volvió a su realidad y se concentró en lo que le esperaba. Fue a recogerle a casa el segundo entrenador. Por el camino hablaron de lo que aquello significaba, y su acompañante le contó cómo vomitó de nervios el día de su debut.

El campo estaba lleno. Nunca le había parecido tan grande, ni el terreno ni las gradas. Todo se hizo inmenso de repente. Dirigió su mirada hacia una esquina del graderío donde estaban las filas correspondientes a las entradas que había reservado para sus amigos. Allí, una pequeña pancarta, casi insignificante en la inmensidad del resto del campo figuraba su nombre acompañado de un "te queremos", que le hizo emocionarse. Le flaquearon las piernas y tuvo que sentarse.

Un compañero que había sido 56 veces internacional con la selección se acercó a darle ánimos. Le contó también momentos de su estreno con el primer equipo y cómo se había encerrado durante más de media hora llorando en el baño.

Bajó al vestuario, recibió los últimos ánimos y las instrucciones de su entrenador. Le comentó que no saldría de inicio, pero que seguramente disputaría unos minutos. Primero iban a probar una táctica en la que dejaban su puesto al descubierto, pero que seguramente tendrían que recurrir a él si no funcionaba.

Esto no le desanimó. Iba a compartir banquillo con jugadores que había coleccionado durante años en sus álbumes de cromos. Eso era ya todo un orgullo.

En el minuto 10 perdían ya 0-1. Justo por su banda se había colado un contrario que de un zurdazo había perforado la portería sin que nadie pudiese evitarlo. El mister le mandó calentar.

Salió a correr la banda para ejercitar los músculos. Pensó que no lo necesitaba. Era tal la tensión acumulada que lo que tenía que hacer era enfriarlos en lugar de calentarlos, pensó.

En su deambular por la parte exterior del terreno de juego estaba más pendiente del partido que del propio calentamiento, aunque no podía evitar escuchar los gritos de ánimos que proferían los aficionados más cercanos. Un compañero que calentaba junto a él le dijo que no se acercara a la zona de corner. Los aficionados rivales tenían tomada aquella parte de la grada y estaban bastante exaltados.

No llegó a oirlo. Según cruzó la línea del área pequeña se le nubló la vista. Cuando despertó el partido había acabado y estaba en la efermería. Al final habían ganado 5-1 pero él no había participado. Un desaprensivo de la afición rival había lanzado una botella al campo que impactó contra su cabeza. Habría muchos partidos, como todos le dijeron, pero él se había perdido el que hasta aquel momento había considerado el más importante de su vida.

Así me he sentido por no poder ir al concierto de esta noche. Un pequeño, pero suficiente, accidente de moto lo ha evitado. Mientras, casi todos mis amigos han disfrutado de ese 5-1. Si no han sido más... Eso sí, la gran mayoría se han acordado de grabarme los goles.

Muchas gracias Iván, Patricia, Ana y Jose Juan.




Algo he debido hacer muy mal para que todos los sueños se me nieguen de esta forma sistemáticamente.


12 comentarios:

José Manuel Díez dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
José Manuel Díez dijo...

Cuando yo jugaba a fútbol teníamos una máxima: "Si triunfa uno, triunfa el equipo"... y también "Si uno se cae, se cae el equipo con él"... Quédate con la frase que más te guste... Yo sé que hay muchos partidos (mejores y peores) que nos quedan por jugar.
Recupérate. Hablamos. Se te echó ayer mucho de menos...
Un fuerte abrazo

Juan Carlos dijo...

Me quedo con la primera, por lo que he escuchado el partido fue un éxito pero me dolió mucho no estar ahí para compartirlo.

Yo si que os eché de menos.

José Juan Durán Murillo dijo...

Para mi estabas allí, estabas allí viendo a tu hermano Jose derrochando felicidad de cada palabra y cada frase que se colaba a través del micrófono, estabas allí viendo el escenario a través de tu hermano Iván, estabas allí sintiendo desde tu habitación cada nota y cada grito del público cuando asomaba Lichis por el escenario entre los duendes, y estabas allí porque muchos nos acordamos de aquellos miles y miles de kilómetros que hiciste para que todo esto sucediera involuntariamente en esta húmeda noche segedana.
Recupérate amigo, son cosas que pasan, mañana echamos otro partido.

Un abrazo. Jose Juan

Juan Carlos dijo...

Gracias Jose Juan. Fue lo mejor de anoche, volverte a escuchar aunque fuese por teléfono y saber que de vez en cuando te asomas por aquí.

Un abrazo

Anónimo dijo...

HAY PARTIDO EN MADRID EL DÍA 25 DE OCTUBRE! SABES DE SOBRAS QUE ESTAS EN LA LISTA DE CONVOCADOS!!

A ESTA CITA NO FALTAREMOS NINGUNO DE LOS DOS!.

FDO: LA ENTRENADORA!!

pd: date tres vueltecitas y lo encontrarás, UNA, DOS y TRESSS!!

CukY!

Juan Carlos dijo...

pues va a estar dificil, mejor te vienes tú el 24 a Cáceres que ese si que va a ser bueno!

Fdo. El cojo

CuKy dijo...

Hola? es una prueba para ver si ya por fin me funciona la cuenta blogger esta..! GRACIAS y perdona..(LUego lo borras)

Juan Carlos dijo...

pa que voy a borrarlo, ya vemos que funciona pero ahí se queda jeje

RAIKO dijo...

Hola, Juan Carlos... la verdad, después de compartir anoche una boda contigo y de hablar de muchas cosas, entre las que se coló un par de comentarios de que tenías un blog, yo, que soy un fanático de estas cosas, no me he podido resistir a buscarlo por la red y echar un vistazo...
Voy a husmear un poco... y amenazo con volver. Saludos.

Juan Carlos dijo...

Hola Ricardo, todo un placer verte por aquí. Te hacemos un hueco en esta humilde caverna para que te sientes con nosotros a compartir unas palabras cuando quieras. Ya he visto tu blog y prometo pasarme de cuando en cuando.

Saludos

Juan Carlos dijo...

Por cierto, ya estás enlazado desde la caverna