martes, 26 de febrero de 2008

El candidato I

Se quitó las gafas de sol. Empezaba a oscurecer y le resultaba incómodo conducir con ellas puestas mientras lanzaba rápidas ojeadas al mapa de carreteras dónde con un círculo rojo le habían marcado un pueblo del que nunca antes había oído hablar siquiera.

"Al menos podían haberme dejado un GPS" pensó. Pero claro. Era una larga campaña y muchos candidatos recorriendo la provincia para permitirse tal dispendio. Las últimas elecciones no habían sido buenas y estas tampoco auguraban un buen resultado, pero había que recorrerse palmo a palmo aquella dichosa región buscando hasta el último voto.

Su nuevo destino era una localidad de no más de 200 habitantes, según le habían dicho, dónde en las últimas locales había barrido el partido rival, por lo que la empresa se hacía todavía más dificil. El mitin se celebraría en un bar, propiedad del candidato a alcalde por su partido en las pasadas elecciones, ya que no les habian cedido ningún recinto municipal. Tampoco habría muchos.

Se llevó la mano a la cara y pensó si debería haberse afeitado. Cada día se estaba volviendo más descuidado, consideró, mientras se convencía de que poco importaría a los no más de 5 afiliados, con su voto más que decidido, que irían al acto. Así había sido en los últimos 7 mitines. Uno por día desde que empezara la campaña.

Miró por el retrovisor y no vio un solo coche en la carretera. Por delante el horizonte se presentaba también limpio, por lo que se sintió más solo que nunca, abandonado a su suerte en una carretera que venía de ninguna parte e iba a ningún sitio. Nunca había sido tan pesimista. Pero últimamente se sentía desbordado, apático y bastante desencantado con su trabajo.

Tenía 57 años y tan sólo había llegado a diputado provincial. Para algunos podría parecer mucho, pero él recordaba los titulares que le auguraban una meteórica carrera en la política cuando a los 18 años fue elegido alcalde de su localidad. El alcalde más joven de España.

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