martes, 5 de febrero de 2008

He de confesar

Todavía no. Faltan apenas 4 horas. Cuando pasen estos 240 minutos hará un mes que lo maté. He contado minuto a minuto el tiempo que ha pasado. Casi por segundos. No porque lo eche de menos, ni porque me arrepienta. Cuando decidí acabar con él estaba arruinando mi vida y era él o yo.

Vivía escondido. Creo que nadie le ha echado en falta, aunque muchos han preguntado por él. Es curioso. Parece incoherente pero es así. La gran mayoría se alegra de que desapareciera, aunque no se creen aún que haya muerto. Para todos volverá tarde o temprano, solo yo sé que no. Gracias a eso sigo libre.

Era un cáncer para cuantos le rodeaban. Por eso lo maté. Prefiero pensar que se suicidó. Que aquella noche fatídica fue él quien saltó por la ventana. Pero no, recuerdo como lo empujé. Como en un golpe de rabia, tras un forcejeo, mis manos se abalanzaron sobre su pecho y cayó. Era un tercero. Pudimos caer cualquiera de los dos, incluso ambos, pero no, afortunadamente cayó él.


Ni siquiera sé si cuando lo enterré estaba vivo aún. No me dio tiempo a comprobarlo. Lo recogí inmediatamente y tras un seto frente a casa lo enterré. Supongo que no muy bien, al día siguiente los perros husmeaban la zona, e incluso a alguno se le vio jugueteando con un zapato. No sabía que iba vestido.

Traté de culparle de todo. Era mi oportunidad. No volvería a aparecer para defenderse. Fui un cobarde y en lugar de entregarme oculté las pistas, me vestí con mi cara más inocente y pedí perdón en su nombre.

Él también debió golpearme. Poco recuerdo de la noche que pasamos juntos. Sólo cuando lo maté. Había sido su peor noche. Era obstinado, obsesivo y caprichoso, pero aquella noche se excedió. Nunca le había visto usar la violencia hasta entonces. Ni yo mismo le reconocía.

Llevábamos mucho tiempo juntos, casi desde niñez, y aunque en la gran mayoría de las ocasiones me avergonzaba de él e intentaba ocultarlo había otras muchas en las que me pavoneaba a su lado.

Últimamente empezamos a salir por separado. Cuándo el salía, siempre más trasnochador, yo me recogía. No me gustaba que me vieran con él. Aunque irremediablemente luego siempre nos relacionaran. También por eso lo maté.

Desde entonces me ha parecido verlo mil veces. No sé. A veces pienso si no estaré equivocado y aquella noche fui yo quien cayó por la ventana. Espero que no.

9 comentarios:

Anónimo dijo...

Admiro la fuerza de voluntad del asesino para acabar con aquello que había convivido a su lado durante tanto tiempo.
Admiro la forma que toma la vida cuando uno es dueño de si mismo, cuando no nos egañamos, cuando sentimos, nos enfadamos, entristecemos, hablamos, añoramos y sobre todo recordamos.
Admiro, los cambios, a quienes son capaces de hacerlos, de conservarlos y de perpetuarlos.

¿Te admmiro? ;)

Bss CuKy!

José Manuel Díez dijo...

Yo no creo que ninguno consiguiera vencer al otro del todo en aquel forcejeo... no aún... (y en el fondo lo sabes tan bien como yo).

Señal de que no lo has matado es este post y tus dudas.

Señal de que no te ha matado es que eres tú quien lo escribe (libre de culpabilidades y de falsedad hacia ti mismo y quienes te leemos).

Yo el día que me lo encuentre le curto el lomo en tu nombre... de verdad.

Un abrazo

Anónimo dijo...

Creo que conocí primero al difunto y, será porque corrían otros tiempos, no me pareció tan distinto a ti. Los dos me caen bien, aunque creo que el homicida tiene menos riesgo de hacer y hacerse daño (paradójicamente). Muakas

Noelia Fuentes de la Calle dijo...

Que fuerte!
Pero que has hecho con él?, si no era malo.

Pero no tengas miedo ahora, puede ser que te encuentres algo aturdido y desorientado, después de tanto tiempo jutos, pero seguro que algo bueno sacas de todo esto.

Anónimo dijo...

No sé si estará muerto, pero si no te encontraste con él en Badajoz ya es importante, porque sé que te estuvo buscando.

Nosotros hicimos lo que pudimos y según cayó por la ventana le dimos 3 pisotones y dos patadas. Quedó arrugado, estremeciéndose, como una botella de plástico aplastada con fuerza e ira.

Juan Carlos dijo...

Gracias a todos cuantos ayudáis a que no volvamos a vernos. A ver si es que se va a haber muerto de verdad. Yo no sé nada de él desde entonces. Me había parecido verlo, pero no, era uno que se parecía...

Ana dijo...

Impresionante lo que he leido!!!

Poco más puedo decir.
Beso.

UnaExcusa dijo...

Pues nada: que siga muerto.
Si es que está muerto.

Anónimo dijo...

no estaba muerto, estaba de parranda

je je