miércoles, 10 de marzo de 2010

Vendrás con la brisa del valle


Apostado en un rincón de tu memoria
aguardo un gesto,
un guiño,
un olor que te recuerde a mi.

Que te devuelva
a aquella tarde de verano
en que nos conocimos.

Quizás un rayo de sol que se fije
en tu espalda,
como mi mirada adormecida cayó
sobre tu omóplato desnudo para vivir allí.

No tengo prisa,
sólo espero que el canto de la oropéndola,
la brisa del valle que arrastra un simpático estornudo,
te traiga a mi.

Aguardo a que una noche de marzo,
una madrugada en vela,
me devuelva a ti.

Espero que un día tu memoria
tropiece con la mía y comprendas que esta
siempre estuvo allí.

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