domingo, 11 de enero de 2009

Vuelta a la normalidad

Me ha costado. Han sido tan felices estas navidades que me ha costado quitar la decoración. Quería alargarlas en el tiempo, hacerlas eternas. Pero me he dado cuenta de que no estaba en la Navidad la magia de este 2009, sino en las personas, en esas que me ayudan a ser feliz cada día.

En esos hermanos que me van a hacer tío y casamentero. En esas personas que me alegran cada día con una llamada, un mensaje, una conversación, una sonrisa, una caricia o un guiño.

En esas nuevas ilusiones que cada día merecen mis versos y mis atenciones. En esos sueños que se van realizando y en esos nuevos que van alentando a dormir, y despertar, cada día.

Por todos ellos y ellas, hoy, ya sin adornos de Navidad, soy feliz.

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