miércoles, 28 de enero de 2009

Sigo escribiendo para ti


Volví a oír tu voz. Tus palabras fluyeron cristalinas por el cauce de mis sueños, por esos regatos revoltosos que rodean mis sentimientos, por esas estrechas gargantas que separan la locura de la desesperación.

Tus palabras volvieron a ser bálsamo para mi desesperanza, rompeolas de mi incertidumbre, canal de mi deseo y ensenada de mi amor, a la que regresó el agua tras varios días de barbecho.

Escuché tu risa, tus bellos silencios, y esos tenues susurros que se han hecho imprescindibles.

El eco de tus palabras permanece inalterado en mi pensamiento cada mañana al despertar.

Su dulzura, ese timbre afrutado que llega hasta mis oídos como un susurro en la clandestinidad de alguna noche perdida, o una tarde invernal, sigue resonando, latiendo ingrávido en las paredes de mi habitación, que esconden el ritmo secreto de un corazón que se salió de su caja y sólo allí, o donde suene tu voz, encuentra acomodo.

Días sin ti. Horas marchitas para cuando por fin nuestros ojos vuelvan a cruzarse. Son para mí un abismo, un negro agujero de incertidumbre, la malsana dieta de un deseo hambriento de tu presencia.

Necesito verte, tocarte, respirarte, y volverte a expulsar de mis pulmones lentamente, dejandote escapar por mis labios, en un beso profundo que termine entre mis dedos, para enredarse en tu cabello, para acariciar tus labios, tus ojos, tus senos.

Dulce bocanada de aire vital.


4 comentarios:

Anónimo dijo...

La última frase es un endecasílabo precioso...Al final te acabaremos conociendo como poeta aunque no te lo creas...;)

QUEMANIA dijo...

Aaaiinnnssss.......

Ana dijo...

que grande eres cielo!

Anónimo dijo...

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